La arquitectura del Vigo urbano nos lleva hasta finales del siglo XIX, cuando la burguesía viguesa, en pleno apogeo, comenzó a encargar grandes edificios tanto para sus residencias como para las sedes de sus empresas e instituciones. Sacando el máximo partido de la piedra, el material por excelencia de la construcción en Galicia, salpicaron la ciudad de auténticas obras de arte.
En la Porta do Sol se pueden contemplar inmuebles únicos, como el edificio Simeón o El Moderno. Siguiendo por la calle Policarpo Sanz, los edificios señoriales van marcando el recorrido, destacando especialmente el Teatro García Barbón, del arquitecto Antonio Palacios.
El recorrido por la calle Policarpo Sanz y por su continuación, la avenida García Barbón, supone la auténtica milla de oro de la arquitectura viguesa. Pero en sus inmediaciones hay muchos más edificios destacables: A la altura del edificio Curbera, la ruta se desvía a la izquierda por la calle Oporto hasta llegar a los jardines de la calle Areal, donde hay edificios que marcan el carácter burgués de aquella época.
De regreso hacia el punto de partida, es necesario un desvío para adentrarse en la estrecha calle Marqués de Valladares, donde hay varios edificios imprescindibles, dedicados originalmente a sedes de empresas, y varias construcciones de tipo racionalista.
Junto al puerto deportivo del Real Club Náutico, encontramos el Hotel Universal, que junto con su terraza fue hace décadas un icono de la ciudad y cuyas piedras vuelven a lucir desde hace unos años todo su esplendor.
Vigo es la mayor ciudad industrial de Galicia
También a través del turismo industrial podemos conocer elementos patrimoniales históricos y también la industria viva. Así, el Vigo industrial es una de las caras más dinámicas y sorprendentes de la mayor ciudad de Galicia.
Han pasado siglos desde que los romanos conservaban pescados con la sal de sus fábricas de salazón en Vigo, pero la fuente de la actividad económica de Vigo, a día de hoy, sigue siendo el mar. El despegue de la industria conservera en el siglo XIX y la llegada de Citroën a la ciudad en los años 50 acabaron de dibujar el perfil industrial de Vigo.
Hoy, Vigo se ha convertido en el centro de una potente industria naval, de la pesca y de la transformación y conservación del pescado. El puerto de Vigo es un centro internacional de comercio y transportes, y también de recepción de cruceros. Es una ciudad que vive de cara al Atlántico y se nutre de su riqueza, tanto gastronómica como económicamente.
La historia industrial de Vigo marca en gran medida el desarrollo, la cultura y el carácter de la ciudad: naval, marinero, innovador… Vigo presenta un paisaje urbano repleto de edificaciones fabriles: la Panificadora, el edificio de la conservera Alfageme, los astilleros, el puerto (o, más bien, los puertos: pesquero, recreativo, de contenedores, de cruceros)… Un sinfin de opciones para conocer el Vigo más auténtico.